Reflexiones de verano #OFF60

Puesta de sol

A finales del mes de junio me propuse recortar mi actividad en Internet, especialmente en redes sociales y correo electrónico, porque tenía la sensación de vivir hiperconectado. Han pasado dos meses y es el momento de hacer una valoración sobre mi experiencia y compartir mis decisiones respecto a mi presencia en la Red. Hablo desde una perspectiva personal, naturalmente, por lo que no pretendo convencer a nadie para que haga lo mismo que he hecho, cada quien debe saber hasta dónde llegar en la Red.

UN POCO DE HISTORIA

Comencé mi andadura en Internet allá por el año 1996, cuando estuve en Perú en la Universidad Católica de Lima como becado impartiendo clases. Aunque meses antes había tenido la oportunidad de usar Internet, no fue hasta ese momento cuando su usó se volvió diario, tanto a nivel profesional como personal. Comencé a usar mi primer correo electrónico y a realizar las primeras búsquedas. ¿Recordáis Altavista o el navegador Netscape? En aquellos años las conexiones eran extremadamente lentas, se hacía a través de un módem sobre la línea telefónica y, para más inri, en España teníamos el acceso a Internet a través de Infovía, la versión reducida de la Red de Telefónica que era una auténtica chapuza. No quiero hacer historia de Internet, simplemente, comentar que llevo años usando la Red y que no es algo que haya utilizado en mis últimos tiempos, al calor de la moda de la web 2.0.

En los últimos años, con la llegada de la Web 2.0, comencé a usar blogs en el aula y a leer los de otros compañeros, especialmente gracias al desaparecido Planeta Educativo. Fueron años de aprendizaje y compartir como nunca antes había vivido, que desembocaron en mi participación en proyectos ilusionantes como Aulablog. Eso me permitió conocer personalmente a personas increíbles, además de compartir experiencias humanas y educativas de todo tipo. La Red me ha aportado mucho, me ha permitido sentirme dentro de un claustro virtual que superaba la barrera de mi centro, me ha dado consuelo en momentos y alegrías, en otros.

Sin embargo, en los últimos años las redes sociales y la generalización del uso de las TIC (al menos sobre el papel) han ampliado mucho el círculo de personas con las que me relaciono, especialmente a través de la Red. Mi participación activa en las redes sociales, así como el mantenimiento de mi blog personal Educadores21, mi blog de orientación Busca Tu Camino, y la página web de mi instituto, que llevan sus horas, sus quebraderos de cabeza y su coste económico, me han llevado a dedicar horas y horas a la Red. Por otra parte, el participar en otros proyectos virtuales, sobre Identidad Digital u Orientación, ha favorecido que esté sobrecargado de información, que tuviera que atender notificaciones, requerimientos, así como todo tipo de consultas, de forma que he estado conectado 24h durante los 7 días de la semana. No he sabido desconectar en vacaciones y he llegado a estar tan dependiente de la Red que hasta viendo una película en la TV, o simplemente estando tumbado en el sofá tenía el móvil en la mano. El resultado ha sido una saturación absoluta y un estado de estrés permanente. Mi trabajo como orientador, por otra parte, no ayuda precisamente a mantener un equilibrio emocional.

UN VERANO MENOS CONECTADO

Durante los dos últimos meses mi experiencia ha sido totalmente distinta a la que he tenido en estos últimos años. En tenido un espacio para la Internet, desde luego, especialmente en Instagram subiendo fotografías de los viajes realizados, subiendo algún pin a Pinterest y aceptando alguna invitación de Linkedin. Sin embargo, he reducido drásticamente las consultas al correo electrónico y he realizado un proceso de limpieza de suscripciones, de forma que he adelgazado la bandeja de entrada de forma significativa. No he publicado absolutamente nada en los blogs y sólo he contestado algún comentario cuando he vuelto de los viajes. Además, he procurado hacer caso omiso de las notificaciones y sólamente dedicar algún rato a limpiar la bandeja de entrada. El correo es, sin duda, uno de los responsables en robarte tiempo, un tiempo escaso y vital, así que ahora profundizaré en el uso inteligente que incluye evitar las notificaciones y poner un tiempo determinado para atender la bandeja de entrada.

Respecto a Twitter, la red social en la que más presencia activa tengo, apenas respondí a un tuit de los compañeros de Aulablog por cortesía pero lo borré para no entrar en la dinámica de respuestas de otros muchos precisamente para estar desconectado de la red social del pajarito. Efectivamente, no he mirado mensajes ni he visto menciones, ni nada de nada. No soy capaz de gestionar adecuadamente tantos seguidores. Tampoco he visto nada en Google +  de donde me he borrado de cualquier notificación que me robe tiempo, como he hecho en Linkedin; por otra parte, he dejado de atender los mensajes en Flickr y, por último, en Facebook habré echado un vistazo un día pero sin intención de entrar a conversar.

LAS VENTAJAS DE LA DESCONEXIÓN

Desconectar durante el verano ha sido la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo. A pesar de haber realizado una desconexión parcial, he recuperado tiempos para hacer cosas que no hacía tan intensamente, en mi caso, leer y escuchar música. Pero, sobre todo, lo más importante es haber estado con las personas o con las tareas del día a día dedicando la atención plena a ellas. Precisamente, leyendo el libro de Daniel Goleman, Focus, he comprobado que las investigaciones corroboran lo que muchos intuyen (intuimos) acerca de la hiperconexión y el exceso de información: se pierde atención, se pierde empatía, se pierde autoconciencia, se pierde creatividad… y, por tanto, hay que poner en la balanza la forma en que estamos en la Red para que las desventajas se minimicen.

HASTA SIEMPRE, REDES SOCIALES

No quiero extenderme más para decir que este verano ha supuesto un punto de inflexión en mi presencia en la Red. Seguiré en mis blogs y seguiré comentando en ellos con quienes tengan el placer de visitarme pero dejaré lo efímero de las redes sociales porque no quiero entrar en la dinámica de conversación rápida y breve en la que se basan las redes sociales. Si la tendencia es que se conversa así, me apeo de este camino. No me gusta, no lo echo de menos. La tendencia a usar Twitter como sustituto de los RSS no me gusta.

Me preocupa la falta de profundización y reflexión derivada del consumo de información a través de las redes sociales. Me preocupa que esa tendencia llegue, además, en forma de cursos en línea en los que se profundiza poco en los temas y se abarca mucho, demasiado. Ese camino es erróneo. Ya he hablado más de una vez en el blog de la necesidad de tiempo, perseverancia y profundización para acometer cambios educativos. La tendencia a contemplar los cambios educativos desde los trending topics va, justamente, en el sentido contrario. Estamos bombardeados con aluviones de experiencias efímeras, no testadas y sin continuidad, que quieren ser la referencia de la educación del S.XXI. En ese tren no me subo.

La dependencia de la Red es muy preocupante y nuestro reto, como educadores, es recuperar espacios OFF, momentos sin conexión porque, de otro modo, como me ha pasado a mi, perdemos muchas cosas por el camino, perdemos la vida.

Acabo dando las gracias a Begoña, mi mujer, que en todos estos años ha sido quien ha estado sacando adelante mi familia, llegando donde yo no llegaba cuando estaba inmerso en la Red. No quiero seguir robando más tiempo a mi familia.

Nos vemos en la Red.

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9 comentarios en «Reflexiones de verano #OFF60»

  1. Estimado compañero:
    Hace tiempo pensé en todo lo que cuentas y decidí algo parecido. Me encanta ver el entusiasmo de muchos en las redes sociales, entrar y leeros en silencio en algunas ocasiones esporádicas, sorprenderme con vuestros avances, aportaciones, propuestas y experiencias, … me encanta y os lo agradezco a todos/as.
    En lo que a mí respecta, me encantan las TIC y me costó aceptar que poco a poco me fui quedando atrás en algunas cosas, pero… ¡hay tantas otras! Yo tuve claro que no podía seguir el ritmo que las redes sociales imponen y que hay que seleccionar qué hacer , cuándo y con quién compartir cada pequeña cosa. Tener mis prioridades claras hace que me sienta bien pese a que en ocasiones eche de menos a todos los compañeros/as que tanto me aportáis a través del ordenador.
    Huyo de las obligaciones voluntarias y de todo aquello que consciente o inconscientemente te hace esclavo de algo o de alguien, por eso me retiré yo, porque un día descubrí que disfrutaba con muchas otras cosas y que el tipo de pensamiento que a mí me gusta es mucho más reflexivo de lo que puedo leer y compartir en pocas palabras en twitter. Sobre el tema de fotos van y fotos vienen, también me encantan las fotos, pero un día decidí ver más sitios y verlos con mis ojos, no sólo a través de la cámara como mucha gente hace, con lo cual… he reducido también bastante las fotografías que hago, archivo y comparto.
    Bueno compañero, no había leído esta entrada y me tenías preocupada!!!
    Ahora, por mucha decisión que hayas tomado, cuando puedas, entra en twitter y contesta mi mensaje, que en ocasiones no está demás!!!!
    Saludos y buen inicio de curso.
    Begoña Mena.

  2. Gracias, Begoña, por pasarte por aquí.
    En estos años que han pasado y nos hemos encontrado y separado tantas personas he descubierto que algunos han tenido más lucidez que otros respecto a la relación personal con Internet. Por lo que cuentas, me da la impresión que lo viste claro hace años, a mi me ha costado bastante más y no pocos quebraderos de cabeza.
    Me ha encantado ese planteamiento de huir de las obligaciones voluntarias. Hay algo que añado a lo que escribo en mi entrada: cuanto más me he implicado en la Red, más tiempo he robado a los míos, más tiempo he abandonado algunas cosas que aprecio. He tenido que llegar hasta aquí para darme cuenta, desgraciadamente.
    Finalmente, una consideración. Recuerdo cómo nos leíamos en los blogs con avidez y cómo comentábamos nuestras experiencias. Ese debate en la Red luego continuaba en encuentros de Aulablog o en quedadas. Eso ha desaparecido, en mi opinión. Me quedo, desde luego, con lo que gané, con la genere que conocí y las experiencias vividas.
    Un abrazo

  3. Hola, Víctor: Entiendo y comparto muchas de las reflexiones de tu entrada. Llevo bastante menos tiempo que tú en esto de las redes sociales, pero sí veo necesario alcanzar un equilibrio con la vida personal. Un abrazo y buen comienzo de curso.

    1. Gracias Alberto

      Efectivamente, el equilibrio es una de las claves para hacer frente a la hiperconexión. En el término medio está la virtud y, está claro, que no he sabido encontrarla.
      Afronto en curso con muchos retos profesionales y encontrar mi espacio en este ámbito, será uno de ellos.

      Un abrazo

  4. Este post necesitaba sentarse y escribir algo más que una simple frase de 140 caracteres, o un mísero retweet en un TL segido por apenas 1500 seguidores:

    Como @alb_del_mazo, llevo muchísimo menos que tú aunque puedo recordar de lo que hablas porque en 1996 o por ahí, llegaría el primer ordenador a mi casa siendo la revolución y también la desesperación porque éramos tres queriéndolo usar. Recuerdo incluso que mi primer intento de blog fue en geocities para que te hagas una idea.

    Pero cuando más consciente de las nuevas tecnologías he sido, ha sido en los últimos años y de sus poderes desde que ingresé en la comunidad de twitter esperando rodearme de gente que tuviera mi mismas aficiones; las tics, la educación… hoy por hoy no puedo decir que tenga grandes amigos allí -ya me gustaría-, pero si gente con la que compartir reflexiones y una taza de café de vez en cuando; ¿para cuándo la nuestra? ;¬)

    Soy consciente de tu reflexión porque así la vivo; pero es que incluso noto que el poder de twitter, lo que me enganchó a él, ya apenas existe. El verdadero espírirtu del 2.0 del que hablamos siempre, de compartir sin más por el gusto de decir «ey, estoy leyendo esto, os lo dejo por aquí por si a alguien le sirve» se está desinflando, ganándole paso de nuevo el «1.0», la carrera por el autobombo de «ey, mira lo bien que lo hago». ¿Cuántos retweets se hacen ya?
    Ahora con el botón de favorito, parece que hemos cumplido, pero ya lo dijo @Joanfelizz un día «dar a like no es compartir lo que te gusta»; ¿dónde están los hashtags como #chuche20 o #todostuvimosuncomienzo? creo que los últimos fuisteis tú y @alb_del_mazo (entre otros cracks que no quiero quitarles el mérito) con #cortosparaorientar y derivados y ¿después de cuánto tiempo? , ¿dónde quedaron las #quedadas por el gusto de verse y no con #aulablog o #espiral de fondo?

    Tengo un post escrito desde hace tiempo que habla de todo esto y no ve la luz por miedo a que decir lo que pienso, suponga una zancadilla en mi yo laboral, porque me gustaría poder decir algún día «ey, vivo de la educación», pero ya me dijo @larita20 un día; «no te crees enemigos, este mundo es muy chico».

    No sé, valoro que puedas deshacerte tan fácilmente de las redes sociales, yo la verdad que dejé hace mucho de obsesionarme por el número de gente que me seguía, de lo que escribía, aunque conozco gente que lo revisa a diario. A mi juicio -perfectamente debatible y subjetivo-, tuvieron su momento, pero como el capitalismo pudo al comunismo en su día, el 2.0 parece estar dando pasos hacía detrás como los cangrejos y nos vemos inmersos en un compra-venta de seguidores, una búsqueda del yoísmo donde vales más por el hecho de que te sigan más.

    ¿Y yo? yo no, no puedo dejarlas atrás porque es el único puente a la posibilidad de desarrollarme en el campo que quiero, no por ser el mejor y que digan «ey, por ahí va jmorsa», sino por tener de una vez el trabajo estable que soñé en su día al empezar la universidad y que a día de hoy, sólo me ha hecho pensar que quizá no debí estudiar lo que hice.

    ¡Pero es que la educación y sobretodo la orientación lo que me hace feliz, lo que me hace sentirme lleno! Sí, pero hay que saberse retirar a tiempo, y yo llevo un tiempo queriéndolo hacer ya, regar otras plantas como tú que por mi manera de ser o mis ganas de desarrollarme laboralmente estoy dándo de lado y que también son importantes, pero me cuesta un huevo, todo ya está manipulado por internet y es muy difícil de dejarlo como tal. Como me dice @hesheni alguna vez que otra; “someday”, pero…
    ¿Para cuándo ese “someday” que me haga poder trabajar en algo que me guste y decir ya no necesito tanto de redes sociales? Lo veremos en el próximo capítulo, jaja.

    De momento sólo disculparme por el macrocomentario, no era mi intención, tengo mucho dentro y me cuesta mil poderlo compartir que me embalao jaja.

    Cuídate mil, un abrazo y feliz comienzo de curso.

    1. Gracias por tus reflexiones, Juan, paso a comentarte.

      Según comentas en el comentario has vivido la experiencia de estar en las redes sociales sin poder expresar todo lo que realmente piensas ya que en el ámbito público los efectos son insospechados. Creo que ese es uno de los aspectos que más hemos de cuidar en nuestra presencia en la redes por cuanto son ámbitos públicos y la influencia en ellos puedo ser positiva o no. En tu caso, el hecho de estar inmerso en la búsqueda de empleo te hace que la presencia sea obligada.
      El hecho de que para encontrar empleo haya que «estar en las redes» y mostrar experiencias tienen un doble efecto: el positivo, te conocen; el negativo, el medio sé convierte en el fin y se busca sólo el reconocimiento. En esto hay que buscar el equilibrio, igualmente, pues hoy las redes sociales han sustituido a la conversación que antes se desarrollaba en blogs.
      No creo que haya más manipulación en Internet que fuera de ella, sólo que hoy es más fácil endulzar cualquier experiencia que se difunde rápidamente en las redes sociales. Creo que falta verificación en algunas experiencias.
      En todo caso, Juan, te deseo suerte con tu búsqueda, estoy seguro de que encontrarás lo que buscas. Cuando nos tomemos ese café me lo cuentas.

      Un abrazo

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