Los propósitos de la Educación

Me sumo con esta entrada a la campaña cuál es el propósito de la Educación escribiendo mis #500 palabras.

Quiero una Escuela en la que los alumnos sean los protagonistas máximos del proceso educativo y en la que y aprendan a ser  personas críticas, libres, independientes, capaces de definir sus sueños. Una escuela que les haga ser felices. Si nacemos para ser felices, no hace falta que nadie nos recuerde lo contrario. Creo en la Escuela en la que trabajan todos y aprenden todos de todos, sin exclusiones, sin segregación.

Creo en la Escuela que ayuda a que cada persona encuentre lo mejor que tiene dentro de sí misma; todas las personas tenemos un diamante en bruto que debemos tallar para que brille de forma gloriosa. Para ello se deben respetar las diferencias, los intereses diversos, las capacidades distintas, los ritmos distintos… si todos somos diferentes, la Escuela no puede ser igual para todos. La diversidad enriquece, la uniformidad empobrece. Creo en la Escuela que educa en las emociones. Creo en la Escuela que enseña en el arte, el disfrute, el silencio, el sosiego, el placer…

 

 

Creo en una Escuela con profesores inconformistas, luchadores, profesionales, ansiosos de cambiar el mundo, de buscar el infinito y más allá. Es tan importante la Escuela que no puede dejarse en manos de políticos o burócratas; la Educación, principalmente, es una responsabilidad colectiva, en la que alumnos, profesores y familias tenemos que remar en una misma dirección. Creo en el fomento de la creatividad, el respeto a formas de pensar distintas, el salirse de la norma… en ser un cisne negro.

La Escuela no puede estar de espaldas a los avances tecnológicos del S.XXI como las sociedad no está de espaldas a los mismos. Creo en la Escuela abierta al mundo y en el mundo dentro de la Escuela.

Creo firmemente en la Educación como la llave del futuro de nuestros hijos; un futuro que nadie sabe cómo será. Sólo podemos ayudarles a que aprendan a navegar en aguas turbulentas, sin rumbos fijo pero con el timón firme y seguro, adaptándose a las corrientes, a las tormentas.

Creo se aprende en cualquier lugar, en cualquier momento, con cualquier persona… creo en la Escuela que se enriquece de esos aprendizajes, los complementa pero no tiene el monopilo del saber. Creo que se aprende haciendo y experimentando por encima de todo. La Escuela evalúa los errores de sus alumnos pero debería valorar sus progresos. No creo en los exámenes, ni en los libros de texto, ni en el control férreo de los profesores con las calificaciones.

Creo que los profesores aprendemos evaluando nuestras prácticas. No creo en los burócratas que fiscalicen nuestra práctica sin aportar nada más que control. Creo que la administración educativa debe estar supeditada a las necesidades de los centros, volcando su esfuerzo en apoyarlos.

Creo que es tiempo de una nueva Escuela. Creo que es tiempo de cambio. La vieja Escuela ya no nos sirve.

¿Por qué no te unes al movimiento Purposed/ES?

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31 comentarios en «Los propósitos de la Educación»

  1. Gran post Victor. «La diversidad enriquece, la uniformidad empobrece». Me alegro de que vuelvas al debate que parece ya olvidado del concepto de reproducción cultural que tanto nos avisaba Bourdieu, etc… Yo también creo y quiero una escuela como la que defines, inconformista, luchadora y con capacidad crítica, aprendiendo de tod@s…
    Un abrazoo

    1. Gracias Carlos, creo que no podemos olvidar cuál el objetivo último de la Educación en estos tiempos de relativismo y tecnología, donde parece que sólo importan las cifras y no los valores. El mundo será como queramos que sea, empezando por la Escuela.

      Un abrazo

  2. Me apunto a tu escuela, Víctor…

    Comparto totalmente el post… pero me ha llamado especialmente la atención, por su novedad en el debate, lo siguiente: «No creo en los exámenes, ni en los libros de texto, ni en el control férreo de los profesores con las calificaciones».

    Hace unos días recordaba cómo Juan Manuel Álvarez Méndez decía que «la autoevaluación y coevaluación no es algo que se regala al alumnado, sino un derecho democrático». Si seguimos utilizando las calificaciones como medida represora y segregadora, y los exámenes escritos como única herramienta de evaluación… mal vamos, muy mal vamos. Y digo más: creo que si no cambiamos eso, por mucho que cambiemos todo lo demás, no estaremos haciendo absolutamente nada.

    ¿Realmente piensa el profesorado que al poner una calificación está siendo objetivo? ¿existe la objetividad al medir el conocimiento humano, el aprendizaje humano? ¿como era aquello de las inteligencias múltiples y el aprendizaje informal?

    Enhorabuena por tu post. Un fuerte abrazo. Nos seguimos leyendo.

    Luis Ibáñez.

    1. Gracias Luis. Creo que la evaluación es la prueba del nueve del cambio en educación. Usar nuevas herramientas y nuevas formas de evaluación para nuevas formas de aprender se me antoja imprescindible, urgente. ¿Cómo vamos a trabajar las competencias evaluando con exámenes memorísticos? ¿Cómo evaluar con exámenes si trabajamos con proyectos o estudios de casos, por poner ejemplos diferentes?
      Los profesores tenemos una formación escasa en evaluación; confundimos los exámenes con la evaluación, pensamos que la información debe almacenarse en las cabezas y demostrar que se tiene. En pleno S.XXI esto es anacrónico, simplemente anacrónico.

      Un abrazo utópico

      Víctor

  3. El debate se va calentando.
    Eres un ferviente creyente en una escuela en que yo también creo, somos miembros de la misma Iglesia.
    Sobre todo en la necesidad de aperturismo.
    Te robamos (citamos) una frase para para nuestro purposed de mayo.
    Saudos

    1. Gorka, lo que quieras; necesitamos difundir nuestros planteamientos, nuestras ideas, decir a los cuatro vientos que no nos sirve esta vieja Escuela, que queremos otra, distinta, aunar voluntades para que el cambio llegue, no sea una ilusión.

      Un abrazo

    1. Si tus ojazos no lo ven; tampoco los míos… pero hace unos años nadie pensaba que el servicio militar iba a desaparecer o que las mujeres estarían en las Fuerzas Armadas o que una de ellas fuera presidenta de una Comunidad Autónoma… los cambios no vienen solos, tenemos que empujar. Seguro que esta Escuela ya se está viviendo en muchos lugares, en muchas aulas.

      Un abrazo, Lola.

  4. Hola, me llamo Gero y soy profesor desde hace nada. También estoy estudiando un master online. Me ha encantado tu artículo. Creo que entre todos los que nos dedicamso a esto asi como los gobiernos tendríamos que luchar por tener una educación mejor.
    Felicidades por el post!

  5. Ojalá tu, Lola y tantos otros que creemos en una escuela y una educación como la que tan fantásticamente describes y defiendes en tu post podamos verla! Luchemos por ella.
    Gracias por compartir estas #500 palabras

  6. Yo también me apunto a esa escuela Víctor. Y sí espero que la vean los ojazos de Lola 😉
    Una escuela en manos del profesorado, alumnado y familias por encima de políticos y políticas cambiantes cada x años. Y una escuela que genere ilusión.

    Un placer leerte.

  7. ¿Dónde se matricula uno para asistir a esta escuela que propones?
    Una gran entrada, qué rabia llegar tarde.

  8. Pingback: Bitacoras.com
  9. Esto es un poco como aquello de que los hombres buscan mujeres que ya no existen y las mujeres hombres que todavía no existen. No nos gusta la escuela que tenemos. Cambiémosla. Cada uno, cada una. Creo que este debate ayudará a concienciar a más gente.

  10. Gracias Victor. He aprendido en el tiempo que he tardado en leerte más que en toda mi carrera de docente. Yo tengo que reconocer que ya había empezado a poner en práctica esta nueva escuela. A veces hasta he pensado que quizás no es correcto mi planteamiento pero con vuestras palabras sigo adelante, siempre adelante. Yo me quedo con la escuela que educa en las emociones. Un saludo

  11. Aunque en general estoy bastante de acuerdo, como estamos debatiendo, comentaré algunas cosas:
    1.- «Quiero una Escuela en la que los alumnos sean los protagonistas máximos del proceso educativo» Con dudas, la verdad es que creo que deben ser mucho más protagonistas, y debemos elaborar nuestros objetivos educativos pensando en ellos, en su futuro, no en nuestra comodidad, ni como docentes ni como padres, pero los máximos protagonistas con cuidado, en muchos hogares lo son, y ahí está el problema. Cada uno en su papel, así es como aprenden a ser críticos.

    2.- Yo creo en una escuela que respeta y fomenta el papel principal como educadores de la familia, que no adoctrina, que sabe cuál es su papel secundario en la educación(no en la formación donde sí lo es) con mayusculas de los niños.

    3.- «Creo en la Escuela en la que trabajan todos y aprenden todos de todos, sin exclusiones, sin segregación.» Si, de acuerdo, pero teniendo en cuenta edades, en lo de aprender todos de todos, no olvidemos que el niño aprende, sobre todo, del adulto, no los escolarizamos a edades demasiado tempranas por necesidad de aprendizaje , sino por una demanda SOCIAL para solucionar el problema de la conciliazión laboral y familiar.

    4.- «Creo en la Escuela que ayuda a que cada persona encuentre lo mejor que tiene dentro de sí misma; todas las personas tenemos un diamante en bruto que debemos tallar para que brille de forma gloriosa.» En esta frase estoy completamente de acuerdo, este es nuestro objetivo, y en esto es en lo que debemos trabajar coco a codo con ellos y sus familias.

    1. Qué tal Manuela:

      Está bien el debate, así esto se anima… te voy a replicar algunas cosillas.
      Cuando hablo de protagonistas máximos lo digo porque mi vivencia tras veinte años en la docencia es que los protagonistas máximos son los profesores. Se hace más hincapié en la enseñanza que en el aprendizaje y creo que es un error porque el trabajo del profesorado debería estar orientado a que el alumno aprenda, como el médico pone el esfuerzo en que el enfermo se cure, por usar el símil.
      Respecto al papel de la Escuela como educadora es un papel que no tiene discusión; nos guste o no, educamos a los alumnos desde el momento en que entran por la puerta. Nuestra forma de actuar educa, transmite unos valores más allá de lo que dicen nuestras programaciones. Es el currículo oculto y, en ocasiones, pesa más que el currículo explícito.
      Durante muchos años he discutido con compañeros que se negaban a sí mismos la condición de educadores. «Nosotros no estamos para educar, que los eduque la familia», decían. Educamos todos, la familia en primera instancia, desde luego, pero nosotros también. Rebajar la condición de docente a la de mero transmisor de contenidos es uno de los grandes problemas que lastra el sistema educativo y que, me temo, no abordan las reformas sucesivas que hemos vivido.
      Por lo demás, cada día que pasa estoy más convencido del valor de «los otros» en el aprendizaje: los compañeros, los amigos, la familia, Internet… los adultos somos referentes indiscutibles, pero no los únicos. En el ámbito escolar, los profesores ya no tenemos el monopolio del saber y nuestro reto es ayudar a que los alumnos transformen la información que está a un clic en Internet en conocimiento.

      Un abrazo

  12. Hola. Me encanta tu blog o mejor dicho, me encanta las ideas que expones en él.
    Este artículo me ha parecido estupendo; ojalá llegue un día en que las escuelas sean así y los niños vayan felices al colegio en vez de sentirse agobiados por deberes a los que no encuentran ningún sentido.
    Ojalá se consiguiera «tallar el diamante» que todos llevamos dentro gracias a la escuela y también al resto de la sociedad, porque no hay que olvidar que la educación es cosa de todos.
    Te animo a que sigas así.

    1. Muchas gracias, Catalina. Creo que el componente utópico de la Educación no debe perderse, no podemos renunciar a él. Al menos, yo no puedo, no sería yo.
      Gracias por pasarte por mi blog.

      Saludos cordiales

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