Yo solo no cambio el mundo

– «Profe, yo solo no voy a cambiar el mundo»

Así respondía uno de mis alumnos esta mañana en clase cuando hacíamos un debate después de ver el vídeo de la entrada de ayer sobre la guerra en Sierra Leona y los diamantes. Aunque el vídeo les ha impactado y los datos que ofrecía en la entrada eran contundentes, resultan curiosas alguna reacciones.

INDIFERENCIA. Dos de mis alumnos expresan indiferencia ante lo que hemos visto y hablado. Es verdad que el negocio de los diamantes está relacionado con algunas de las guerras de África, dicen, pero si tuvieran que comprar diamantes, seguirían haciéndolo. Por supuesto, seguirán comprando Perca en la pescadería. Alguno me decía, «profe, no quiero saber nada de estas cosas»…
ASOMBRO Y PERPLEJIDAD. Para muchos de mis alumnos conocer otras realidades produce asombro y perplejidad. No en vano, el fútbol, la programación rosa y los shows de «telerealidad» copan las parrillas de la televisión. De otro lado, el messenger, youtube y myspace copan buena parte de su tiempo en Internet, y no precisamente con cuestiones sociales. El resultado es el mismo: tienen muy poca información de las realidades del mundo en que vivimos y tienen muy poca capacidad de analizar y criticar lo que otros nos transmiten a través de los distintos medios.

RABIA, INDIGNACIÓN. Para los menos, la rabia y la indignación han sido los sentimientos mayoritarios. Se rebelan ante la situación que hemos visto y relacionan los hechos y actitudes personales con un cambio en la situación. Estos alumnos piensan que pequeños hechos sí pueden cambiar el mundo.

Un comentario mío anterior habla de cómo se ven los jóvenes españoles. Desde luego que en mi clase parace que la encuesta se corresponde con la realidad a juzgar por sus opiniones expresadas respecto a los temas sociales: encontramos mayoritariamente jóvenes integrados y retraídos (la mayoría), vemos algún ventajista/disfrutador y también algún alternativo, estos dos últimos grupos presentes de manera minoritaria.

El debate no está cerrado y continúa la próxima semana…

¿podemos cambiar el mundo?

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4 comentarios en «Yo solo no cambio el mundo»

  1. Dime, ¿cuánto pesa un copo de nieve? -preguntó un gorrión a una paloma.

    Nada de nada, le contestó.

    Entonces, si es así debo contarte una historia, dijo el gorrión:

    Estaba yo posado en la rama de un abeto, cerca de su tronco, cuando empezó a nevar. No era una fuerte nevada ni una ventisca furibunda. Nada de eso.

    Nevaba como si fuera un sueño, sin nada de violencia. Y como yo no tenía nada mejor que hacer, me puse a contar los copos de nieve que se iban asentando sobre los tallitos de la rama en la que yo estaba. Los copos fueron exactamente 3.741.952. Al caer el siguiente copo de nieve sobre la rama que, como tú dices, pesaba nada de nada, la rama se quebró.

    Dicho esto, el gorrión se alejó volando.

    Y la paloma, toda una autoridad en la materia desde la época de Noé, quedó cavilando sobre lo que el gorrión le contara y al final se dijo:

    Tal vez esté faltando la voz de una sola persona más para que la solidaridad se abra camino en el mundo (Kurt Kauter)

  2. Creo que los que muestran indiferencia quizá cambien de opinión si lo ven como algo más cercano (difícil tarea). Los demás, están a un paso de la acción. Es muy importante que en clase les pasemos vídeos como éste

  3. Lo de los copos queda muy bucólico, pero en la historia nada se ha conseguido salvo juntándose personas para luchar unidos y con algo de mala leche en las tripas.
    Lo que digo resulta marxista, pero es que creo que a Karlos lo han enterrado demasiado deprisa los de siempre.
    Claro que alguien me podrá decir que con el culo aplastado en el vértice de la pirámide de Maslow, las «tripas» están amodorradas. Es cierto, pero luego no nos quejemos si vienen los bárbaros (ya sean vándalos o especuladores) y nos roban la cartera.

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