Barreras

Soy una persona con movilidad reducida que tiene dificultades para salvar barreras arquitectónicas, principalmente escaleras. En mi Instituto estoy de suerte porque es un centro preferente de alumnos con discpacidad motora y tenemos rampas de acceso y ascensor para desplazarnos de un piso a otro. Sin embargo, en general, para las personas con dificultades de movilidad, la vida diaria no es nada fácil. Desde los accesos a edificios públicos, los bordillos de las calles y otros obstáculos como bolardos o papeleras hasta paradas de autobús inaccesibles, los mismos autobuses, el metro o el tren de cercanías, lo cotidiano se hace complicado.

Las leyes sobre supresión de barreras y adaptabilidad todavía se incumplen en exceso: los bordillos son auténticos peldaños, los pasos de cebra no están debidamente a ras de suelo, por no decir cómo usar el metro en estaciones sin ascensor, o los autobuses sin plataformas especiales. El pasado año, saqué una plaza de profesor asociado en la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad Autónoma de Madrid y mi despacho estaba en un tercer piso sin ascensor. Cuando pregunté por la política de supresión de barreras me dijeron que era un edificio histórico y que era intocable; me ofrecieron dos becarios para subirme a la silla la reina. ¿Para ir al wc dos plantas más abajo llamo a los becarios también? ¿Para ir al bar? ¿Si quiero hacer fotocopias? Se ve que vale más un edificio histórico pero poco adaptado a nuestra realidad actual que las personas. ¿Y los alumnos con discapacidad motora? Los suben entre varios voluntarios. ¡Viva la universidad! Luego de un accidente muy inoportuno antes de empezar las clases la universidad vino de perlas para no formalizar mi contrato y sacar mi plaza de nuevo a concurso, así que ahí acabó mi experiencia docente universitaria. La anécdota ilustra algo que me ocurrió de verdad personalmente. ¿Cuántas situaciones de discriminación ocurren diariamente por tener algún tipo de discpacidad? Ni os podéis imaginar.

Me voy de vacaciones, oye que mira que si hay escaleras; acudo a un curso, a reuniones de mi administración educativa… siempre igual, tengo que ir por delante pidiendo que se tenga en cuenta mi tema y no siempre encuentro receptividad, a pesar de tener el oportuno certificado de minusvalía (que poco me gusta esta palabra). Y si hablamos de las plazas azules para aparcamiento, qué os voy a contar ¿hay las necesarias? ¿se respetan por la ciudadanía? Ni de broma.

Mi vida es normal con ciertas adaptaciones y limitaciones… pero espero de la Administración que vele por mis derechos como ciudadano. Sin embargo, ¿cuántas personas con movilidad reducida no pueden acudir al teatro o un museo? ¿Cuántas tiene que tragarse el cine desde la fila cero a dos metros de la pantalla? ¿Cuántos empleos se ofrecen? DISCAPNET ofrece información detallada al respecto y vemos que el camino que nos queda para llegar a ser como otros países europeos es muy largo todavía.
Sin embargo, en un horizonte de años todos tendremos algún tipo de discpacidad por el envejecimiento de la población.

Una sociedad es más justa y democrática cuando vela por los intereses de todos y cada uno de sus miembros. En Madrid, desde luego, nos queda mucho camino.

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3 comentarios en «Barreras»

  1. Hola, también tengo problemas de movilidad y realmente nuestras ciudades estan llenas de barreras arquitectónicas. Muchas veces, hasta los edificios públicos y nuestras viviendas suponen un problema. Hasta hace poco no podía acceder a ciertas aulas de mi universidad, por falta de ascensor. Finalmente instalaron una plataforma salvaescaleras de Servieleva, y los que la usamos estamos encantados.
    Supongo que con el tiempo, conseguiremos vivir en ciudades totalmente accesibles.
    Saludos!

    1. Hola Juan. Lamentablemente, parece que solo nos hemos acercado a Europa en algunas cosas. Ciertamente, he tenido problemas con la movilidad en sitios, teóricamente, accesibles. Por ejemplo, en el Aeropuerto de Barajas en la T-2; en la Universidad Autónoma, donde no pude ejercer como profesor asociado por tener la Facultad de Educación más escaleras que la Torre de Pisa y así un sinfín de ejemplos vividos en mi propia carne.
      ¿Qué te voy a contar de las plazas para «minusválidos» de los aparcamientos de centros deportivos o de grandes superficies?
      En fin, me alegro de que tus circunstancias sean mejores pero no quepa duda de que las generales no cambiarán hasta que no las peleemos.
      Saludos cordiales.

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