La Escuela que quisiera (III): metodología

Imagen: hopscotch bajo Licencia CC

Hace tiempo que defiendo que en la Escuela del Siglo XXI sobran los libros de texto como el material de referencia para el aprendizaje. Su uso coarta otras opciones metodológicas y relega a manos de compañías privadas la decisión del currículo que hay que desarrollar en el aula. Comprendo que dejar de usar el libro tiene amplias connotaciones siendo, la más importante, replantearse la forma de dar clase. Si dejamos el libro de texto y volvemos a la clase magistral en la que los alumnos escuchan y toman apuntes, estamos apañados. Urge abordar, entonces, cómo dar clase en los tiempos que corren, esto es, cuál o cuáles son las metodologías más adecuadas para poder atender a una diversidad creciente del alumnado.

Una de las cosas que me preocupan es la asimilación constante de prácticas de «educación superior» que hacen las «etapas inferiores»: explicaciones magistrales, como única forma de dar clase; lectura del libro o de los apuntes; escasa supervisión de los ejercicios; realización de pocos exámenes y, cuando se hacen, con fin calificador en vez de fin formativo; ausencia de protagonismo de la capacidad creativa de los alumnos; ausencia y aislamiento de la actualidad en la clase; dictadura del libro de texto como única fuente del saber… ¿seguimos? Claro está que muchos profesores no se verán reflejados en estas prácticas, pero no creo que me equivoque demasiado apostillando que son muy generalizadas.

Quiero exponer algunas de mis ideas sin pretender hacer un tratado pedagógico exhaustivo, huyendo de excesivos tecnicismos pero mostrando que es posible enseñar de otra manera. Por cierto, ninguna ley, hasta ahora, prescribe cómo dar clase. No lo hizo la LOGSE ni tampoco lo hace la LOE, dejando en manos de los docentes la forma de llevar a la práctica el currículo. Esta parcela de decisión tan importante es olvidada por nosotros, sin darnos cuenta de la facultad tan extraordinaria que disponemos. . Hagamos pues uso de esta prerrogativa y enseñemos de otra forma, quizás podamos empezar a cambiar algunas cosas dentro de la Escuela en vez de buscar culpables fuera de nosotros mismos.

Aquí van mis ideas.

  • Aprender es experimentar, tocar, manipular, sentir… no sólo en Educación Infantil sino en el resto de las etapas y en nuestra vida. Una clase que sólo contiene mesas, silla y pizarra hace más difícil la experimentación. De eso hablé ya en otra ocasión.
  • Aprender es relacionar, es aplicar, es poner en práctica. El aprendizaje en acción. Urge huir de las distinciones de teoría y práctica, más propias de la Universidad decimonónica que de este Siglo XXI. Aprendemos en cuanto hacemos, simultáneamente.
  • Para enseñar hay que motivar. La motivación abre las puertas a la curiosidad, al interés, a las ganas de saber.
  • Para enseñar, es necesario conocer lo que ya se sabe; esto es, hay que saber los puntos de vista previos de los alumnos, sus puntos de partida, sus ideas, erróneas o no.
  • Los profesores somos como los directores de las orquestas. Llevamos las riendas del grupo sin dejar que ningún instrumento desafine. Esto supone conocer en profundidad a los alumnos y, por tanto, tener un seguimiento estrecho de su proceso de aprendizaje. Esto no es posible con ratios altas de profesor-alumnos.
  • Los profesores son mediadores. Aportan criterios, aportan saber, facilitan ayudas, corrigen… apoyan, vuelven a corregir, enfatizan.
  • Siguiendo la analogía, nos sabemos perfectamente la partitura, como no puede ser de otra manera, pero hacemos que los alumnos la interpreten de forma distinta según las circunstancias.
  • Los exámenes tienen una doble finalidad: ayudan a conocer cuál es el nivel de los alumnos, por un lado, además de proyectar una calificación con el resto de actividades de aprendizaje.
  • La variedad de actividades formativas es inmensa. Proyectos, investigaciones, explicaciones, exposiciones, debates, lecturas de libros, lecturas de artículos, estudios de caso, mesas redondas, exámenes, preguntas orales, torneos, películas, teatro, audiciones… todo es susceptible de ser evaluado y todo sirve para aprender siempre que esté encuadrado dentro de un proceso de aprendizaje estructurado.
  • Las TIC proporcionan unas posibilidades enormes de interacción en el uso de las distintas metodologías, posibilitando el trabajo fuera de clase, las conexiones con otras realidades.
  • El uso de las TIC de forma unidireccional por el profesorado no cambia en absoluto la forma de dar clase ni el concepto de aprendizaje que subyace a ésta. Como decía Paulo Freire, a los alumnos hay que abrirles la cabeza para llenársela con nuestras ideas. 
  • Frente a las TIC los profesores tienen que aportar los criterios para discriminar acerca de la información que existe en Internet, ayudar a utilizar que las posibilidades de las herramientas sirvan para que los alumnos construyan unos aprendizajes, en vez de que recopilen simplemente información. La elaboración de los aprendizajes por parte del alumno es imprescindible para que éstos se produzcan y el potencial de las TIC puede hacer que el aprendizaje sea más profundo.
  • Es necesario enseñar bajo paradigmas y principios científicos, en todas las áreas. La ciencia es la base del saber y el conocimiento. Cada alumno debería ser un científico en acción en sus clases.
  • Enseñamos a ser personas, esto es, no transmitimos sólo conocimientos sino valores, actitudes… Los valores emanados de la Declaración Universal de Derechos Humanos, unos valores con una ética universal y civil son imprescindibles para los futuros ciudadanos. Estos valores no se trasmiten si no se viven por el profesorado, si no se practican de alguna manera.
  • Un único profesor en el aula es el pasado (y el presente). Lo normal es que trabajemos varios profesores a la vez en clase permitiendo adaptar las posibilidades que ofrece la metodología a la enorme variedad del alumnado.
  • El aprendizaje es un acto social. Aprendemos con otros, de otros; el potencial del aprendizaje entre iguales es enorme. El profesor guía el aprendizaje, ayuda a construir, pero los alumnos también aprende unos de otros, en colaboración.
  • Otros alumnos enseñan; las familias enseñan, la comunidad enseña. La participación en el proceso educativo es importante y fundamental. Esta participación se articula en actividades que permiten aportar otros puntos de vista a los alumnos, otras experiencias, otras visiones de la vida.
  • Por último, para aprender es imprescindible el esfuerzo y la dedicación del alumno, su compromiso, su constancia. Sin su aporte no hay aprendizaje posible por mucho que cambiemos la metodología, teniendo una responsabilidad evidente en el proceso.

¿Opiniones, sugerencias, críticas…?

Crédito de la imagen: FlickrCC

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20 comentarios en «La Escuela que quisiera (III): metodología»

  1. Totalmente de acuerdo contigo Victor, solo dos apuntes muy breves, el trabajo en equipo de los profesores y una autonomía de centros que elimine rigices horarias y estructuturales, con ello creo de se facilitaría el ese cambio metodológico tan necsario, por otra parte, que propones.
    Enhorabuena

  2. En Aragón hace años se ha instaurado el programa de gratuidad de libros. Ofrece al profesor 2 opciones:
    a.- Opción A. Elección de un libro de texto, que se mantiene durante 4 años y que los alumnos usan y deben de devolver al centro.
    b.- Opción B. El profesor plantea un proyecto de creación de materiales y el dinero con el que en la opción A se compra el libro, se puede destinar a comprar material de consulta y materiales para clase, libros, vídeos, etc.

    Tengo un amigo que tiene un dicho «Donde no hay beneficios las pérdidas están cerca». Con la segunda opción el profesor queda penalizado pues debe de dedicar un tiempo a la creación de materiales.

    Las leyes hacen que determinadas metodologías se perpetúen, por otra parte tratar de seguir los actuales currículos de secundaria no ayuda a la utilización de nuevas metodologías.

  3. Antonio: gracias 😉
    Domingo: estoy de acuerdo en que el marco, la estructura, hacen difíciles los cambios. Yo estoy porque la autonomía de los centros llegue hasta el punto que sólamente las evaluaciones externas verifiquen los contenidos alcanzados, pero ese tema lo dejo para el siguiente capítulo de la serie.
    Rafa: una de las claves intrínsecas de la ínfima calidad del sistema la aportas: Con la segunda opción el profesor queda penalizado pues debe de dedicar un tiempo a la creación de materiales.
    Si el profesorado viera recompensado su trabajo de creación de materiales (siempre que sean de calidad, claro) entonces la satisfacción docente aumentaría y la calidad igualmente.
    Lo contrario es perverso: fotocopiar todos los años los apuntes, usar siempre los mismos ejercicios y ejemplos, usar sólo el libro, mandar las mismas lecturas… eso es lo reconocido (y pagado).

  4. Victor y contertulios, podríamos resumir la esencia de la escuela en estos tres principios? 😉

    1.Aprender es relacionar, es aplicar, es poner en práctica.
    2. Para enseñar hay que motivar.
    3. Es necesario enseñar bajo paradigmas y principios científicos, en todas las áreas.

  5. Inspirador , no esperaba menos;) Me quedo con ésta:
    «Aprender es relacionar, es aplicar, es poner en práctica. El aprendizaje en acción. Urge huir de las distinciones de teoría y práctica, más propias de la Universidad decimonónica que de este Siglo XXI. Aprendemos en cuanto hacemos, simultáneamente.»
    Un abrazo
    Berta

  6. De acuerdo en tus apreciaciones Victor. Pero creo que la mayoría del progesorado sabe los que debe hacer:
    1. Partir de las Ideas Previas del alumnado.
    2. Diseñar el aprendizaje en función de ellas y de lo que se desea alcanzar
    3. Usar la investigación como medio para conseguir información, transformarla y crear conocimeinto
    4. Compartir ese conocimiento con los demás
    5. Usar en todo el proceso las herramienteas que nos ofrece la actual tecnología a saber: mapas conceptuales, wikis, blogs, líneas de tiempo, correo-e, hojas de cálculo, grabación de audios y vídeos….
    Bueno, a vuela pluma, es lo que yo intento todos los días realizar. Pero efectivamente existen muchos imponderables que juegan en contra: inadecuación de infraestructuras, tiempo para reunirse en equipo (menos horas de docencia directa) y, en fin,  un sinfin de cosas más, como expones en el resto de los posts dedicados a tus reflexiones .
    Buen post, gracias y salud

  7. Berta: gracias por tus palabras.
    Daniel: me encanta que trabajes de esa forma pero disiento contigo en que la mayoría del profesorado lo haga; es más, creo que es la inmensa minoría por la sencilla razón de que da más trabajo, mucho más trabajo. Respecto al tiempo, uno de los problemas habituales que nos impiden el trabajo de equipo, es fácil sacarlo si se quiere: dejemos de hacer horarios a medida (hablo de Secundaria, claro) para que todo el profesorado realice las horas complementarias en el centro y verás el tiempo que tenemos para coordinarnos.

    Un saludo.

  8. ¡Hola!
    Felicidades por tus ideas sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje. Creo que el constructivismo recoge algunos de tus postulados, que suscribo. Bueno, ¡lo suscribo prácticamente todo!
    Yo sí afirmo que muchos profesores no saben qué deben hacer con respecto a su metodología. Muchos no creen en las TIC ni en la innovación metodológica. No olvidemos que los tiempos cambian, pero el ser humano es por naturaleza resistente al cambio.
    En la mayoría de casos no se puede censurar la desmotivación del profesorado por reciclarse: la organización de los centros no favorece reuniones de coordinación, trabajo por proyectos, formación permanente… El profesor de buena voluntad saca tiempo del tiempo para ponerse al día y se complica la vida porque cree que debe hacerlo.
    Es importantísimo comprometer al alumno y su entorno en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Las comunidades de aprendizaje se perfilan como excelente opción.
    Ahora bien, lo que centra ahora mismo mi interés: ¿qué podemos hacer para que lo que preconizamos en estas líneas sea una realidad?

  9. Alexia, esa es la pregunta del millón. Los procesos de cambio desde el asesoramiento dentro de los centros tienen efectos limitados; los cambios por efecto de los boletines oficiales también. Quizás una mezcla de formación inicial, nuevas estructuras legislativas, medios y asesoramiento podrían servir. ¡Ojalá supiera cómo!

  10. ¡Hola Víctor! en primer lugar decir que comparto los principios que enumeras cien por cien, y como creo en ellos, intento ser cada día esa maestra del grupo minoritario que comentas.
    También es verdad que se echan muchas horas y mucho esfuerzo, y que juegan muchos elementos en nuestra contra. A veces siento que tengo que estar demostrando «algo» que a otros no se les cuestiona porque siguen el libro a rajatabla.
    Pero yo de momento, así concibo el aprendizaje y la enseñanza, y no lo sé hacer de otra forma, espero que por muchos años.
    Gracias por tu post y por formar parte de los profes con los que aprendo. Un saludo.

    1. Muchas gracias, Mª Carmen. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que existe una ventaja comparativa entre quienes dan clase con libro de texto y no usan nada más frente a quienes elaboran sus propios materiales y buscan metodologías activas: el esfuerzo de unos y otros es incomparable. Por eso mismo, creo que es de justicia que se diferencien los salarios de ambos de forma significativa. No podemos cobrar todos igual por el mero hecho del paso del calendario, es decir, pro antigüedad y que los méritos profesionales sólo sirvan para el caso de que quieras cambiar de trabajo. De esta forma, el compromiso profesional funciona como incentivo negativo en vez de lo contrario. En fin, a pesar de todo, quienes creemos en un tipo de Escuela seguiremos trabajando según nuestras ideas.
      Un saludo cordial

  11. casi todos los maestros sabemos que hacer , el problema es que no ejecutamos por un sin numeros de razones.Es hora que dejemos el orgullo que trabajemos en equipo para complementar lo que nos falta .

    1. Gracias, Magdalena por tu comentario. Desde luego si sabemos lo que hay que hacer y no lo hacemos… la cosa pinta fea. Creo, en mi experiencia, que muchos no sabemos hacer más que lo que hacemos y que es necesaria una formación exhaustiva, una evaluación continua de nuestro trabajo y mayor reconocimiento social.

      Recibe un saludo cordial

  12. Hola, soy de República Dominicana y la realidad es la misma por lo que leído, los maestros saben que deben hacer , pero no lo hacen , pienso que es por comodidad al realizar el trabajo, ya que es más fácil seguir como se hacía el trabajo hace muchos años sin tratar de innovar para que las clases se hagan interesante.

    1. Hola Yngris, coincido con que la comodidad (o acomodamiento) es uno de los problemas en nuestra práctica como docentes, pero también lo es la falta de preparación adecuada.

      Gracias por pasarte por aquí

      Saludos

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