Vendedores de humo y la tortilla de patata

Veo demasiados vendedores de humo en el ámbito educativo. Vendedores que hacen más esfuerzo en vender lo que se podría hacer en el aula, que en trabajar con el alumnado de forma efectiva. Vivimos en la época del marketing viral y de la reflexión profunda en 140 caracteres, olvidando que los cambios metodológicos son lentos y que los procesos de cambio, para que se asienten, necesitan tiempo, mucho tiempo.

No se puede recoger la cosecha, antes de la siembra

Compártelo, por Néstor Alonso

 

La tortilla de patatas

Frente a la comida rápida, de la supuesta innovación educativa, todo tecnología y rapidez instantánea, me quedo con la cocina casera que necesita de ingredientes naturales, tiempo y dedicación. Sólo repitiendo una receta una y otra vez, con innovación, experimentación y fracasos, desde luego, se consiguen esos resultados maravillosos que hacen que un sabor y un saber nunca se olviden.

Cierto que a algunos la tortilla de patatas deconstruida les gustará mucho aunque, personalmente, prefiera la tortilla de patatas de toda la vida, con cebolla, en mi caso. Claro que si hablamos de tecnología, podemos hablar del tipo de sartenes usadas, del tipo de fuego o incluso del tipo herramientas usadas para batir los huevos. Pero las materias primas deberían ser las mismas, huevos frescos, cebolla y patatas, y los resultados esperados, una tortilla, rica y jugosa, cuajada al gusto. Además, podemos subir su foto a Instagram, compartirla en Twitter o Facebook, pero la esencia será el sabor de la tortilla cocinada, no su imagen. ¿Cuántas tortillas hemos tenido que hacer para que nos salga, por fin, buena?

He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el éxito

Photo Credit: Ibán via Compfight cc

 

Desconfiemos de los que nos venden humo. Nos lo venden porque se lo compramos

 

PD. Sólo después de años de mucho trabajo, experimentación y muchos errores he visto algunos pequeños (grandes) resultados educativos. Nunca flores de un día.

Imágen de Néstor Alonso en Flickr bajo Licencia CC.

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8 comentarios en «Vendedores de humo y la tortilla de patata»

  1. Yo quise contar lo mismo cuando hablé de «pornografía educativa» en mi blog.
    Pero tu texto es más educado y sereno. Qué bien!
    Lo esencial es el aprendizaje y los ingredientes son el afecto, el esfuerzo, el afán de mejorar y el gozo de aprender. O sea, lo humano, lo esencial.
    Me quedo con la conclusión: Sólo después de años de mucho trabajo, experimentación y muchos errores he visto algunos pequeños (grandes) resultados educativos. Nunca flores de un día.
    Un abrazo fuerte!

    1. Gracias Boris, la conclusión trata de poner en valor el trabajo de años, muchas veces en silencio, que no es flor de un día, que conlleva mucho esfuerzo y compromiso y que, necesariamente, no puede estar al albur de modas efímeras.
      Una y otra vez, creo que lo esencial del acto educativo, lo nuclear, depende de lo humano, como bien dices, y en eso tenemos todo el control, absolutamente todo.
      Bienvenidos recursos tecnológicos pero en una Escuela humana, lenta, que incluye a todos en el aprendizaje y que hace que todos seamos más felices.

      Un abrazo de vuelta

  2. Me siento muy identificado con lo que expones. El factor humano entre alumn@s y profesor@s, tan difícil de comprender, y los errores, que me resultan tan difíciles de digerir. Muchas gracias por decirlo tan bien.

    1. Gracias Jordi. Necesitaba escribir estas reflexiones precisamente en un momento en el que parece que si no estás en la última moda, si no estás con las últimas apps, «no estás». Tengo la sensación de que, precisamente, el foco de cualquier reforma debe estar en el factor de calidad del sistema educativo más claro: el profesorado y su buen hacer. Lo esencial, vaya.

      Un saludo muy cordial

  3. Totalmente de acuerdo contigo Víctor. Vivimos en un mundo donde el envoltorio vale más que el contenido. Leemos por encima los textos, no profundizamos y juzgamos por apariencias. Asumimos tendencias y modas educativas como válidas sin molestarnos en buscar los estudios que las avalan (o que no lo hacen).
    Yo también creo que la educación debe cambiar, pero también soy consciente de que las prisas y la toma de decisiones precipitadas suele hacer más mal que bien. Y es precisamente de prisa de lo que andamos sobrados.
    Cambio metodológico sí, pero sin olvidar que el objetivo no es la autopromoción.

    Gran artículo Víctor. Gracias por la reflexión.

    1. Gracias Álvaro, es un mal de nuestros días. La velocidad lo engulle todo, sin profundizar en nada… sin embargo, el cambio metodológico no es moda, es imperiosa necesidad porque la Escuela está anclada en el pasado. Pero el cambio no es para que nos admiren, que nos adulen… es para que nuestros alumnos aprendan.

      Un saludo cordial

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