¿Piensan diferente los internautas?

Un interesante artículo de El País de hoy habla de la controversia científica existente con la forma de leer de las personas habituadas al uso de Internet, esto es, los internautas. La premisa básica sería que estamos cambiando nuestra forma de leer, influenciados por un medio en el que prima la lectura rápida y selectiva que se realiza en pocos minutos y en la que se salta de una información a otra, y que esta nueva forma de leer podría ser, además, una característica de una nueva forma de pensar.

Según el artículo, que cita abundantes fuentes científicas, el cerebro se está acoplando a los nuevos usos que de él hacemos, en concreto frente a la lectura. Así, al no realizar lectura profunda que lleva tiempo estaríamos abandonando la práctica de la reflexión y pensamientos profundos, según Nicholas G. Carr, experto en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), y asesor de la Enciclopedia británica:

«Creo que la mayor amenaza es su potencial para disminuir nuestra capacidad de concentración, reflexión y contemplación», advierte Carr, a través del correo electrónico. «Mientras Internet se convierte en nuestro medio universal, podría estar readiestrando nuestros cerebros para recibir información de manera muy rápida y en pequeñas porciones», añade. «Lo que perdemos es nuestra capacidad para mantener una línea de pensamiento sostenida durante un periodo largo».

Este hecho, además, estaría sucediendo en un período de tiempo relativamente corto:

Los expertos inciden en que se trata de un cambio vertiginoso. «La Red ha provocado que la gente se comporte de una manera bastante diferente con respecto a la información. Esto podría parecer contradictorio con las ideas aceptadas de la biología y la psicología evolutivas de que el comportamiento humano básico no cambia de manera súbita», señala desde Londres el profesor David Nicholas, de la Facultad de Información, Archivos y Bibliotecas del UCL. «Hay un consenso general en que nunca habíamos visto un cambio a esta escala y rapidez, así que éste podría muy bien ser el caso [de un cambio repentino]», añade, citando su ensayo Digital consumers.

Sin embargo, frente a estas posiciones, otros científicos opinan de forma contraria, es decir, afirman que podemos aprovechar las capacidades tecnológicas para que se alíen con nuestras capacidades cognitivas, sin oponerse a ellas:

Más allá de las advertencias sobre los hipotéticos efectos de Internet sobre la cognición, científicos como Kurzweil dan la bienvenida a esta influencia: «Cuanto más confiamos en la parte no biológica (es decir, las máquinas) de nuestra inteligencia, la parte biológica trabaja menos, pero la combinación total aumenta su inteligencia». Otros discrepan de esta predicción. La mayor dependencia de la Red conllevaría que el usuario se vuelva vago y, entre otras costumbres adquiridas, confíe completamente en los motores de búsqueda como si fueran el grial. «Lo utilizan como una muleta», señala el profesor Nicholas, que recela de que esa herramienta sirva para liberar al cerebro de las tareas de búsqueda para poder emplearse en otras.

Yo no lo tengo muy claro, ciertamente, aunque creo que puede haber algo de cierto en el cambio en la forma de pensar debido a la influencia del uso de nuestras capacidades cognitivas mediadas por Internet. De hecho, cuando se habla de Generación N o de Nativos Digitales, como bien señalan Fernando Santamaría y Concepción Abraira, algunos expertos introducen algunas de estas variables. Las consecuencias en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en general, y en la enseñanza actual son evidentes y tienen un gran calado. Tendremos que empezar a debatir sobre ello.

Y a ti, ¿te cuesta más leer un libro que antes?
Imagen: FlickrCC

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