Aprender no es aburrido… aunque nos empeñemos en lo contrario

Aprender no es aburrido, a pesar de que muchos profesores se empeñen en mostrar lo contrario. Aprender requiere esfuerzo, sin duda, pero no es aburrido, al menos, no lo es siempre como nos empeñamos insistentemente los profesores proponiendo en clase siempre las mismas cosas una y otra vez.

Tras dos días de clase, mi hija que estudia 2º de ESO volvió a casa contenta porque «un profesor había conseguido hacerles reír y preguntarles cosas personales» mientras que la mayoría se habían limitado a decirles lo importante y difícil de su asignatura, que tenían que estudiar mucho, bla, bla, bla…desde luego, que no fueran a clase sin libros de texto, patrimonio del saber que hay que memorizar adecuadamente en cómodas dosis para demostrar que se aprende. Sin embargo, unos días después se acabó la magia:

Papá, es un rollo, no hacemos nada más que estar sentados toda la mañana escuchando a un profesor detrás de otro…

No te preocupes, seguro que usáis los ordenadores, trabajáis en equipo, investigáis, vais al laboratorio, utilizáis Internet…

¡¡Qué dices!! Ni siquiera nos llevan a la sala de ordenadores. Todo el día en clase, como siempre. Encima con el bilingüe tenemos más horas… yo no quiero esto.

No estoy seguro de que los que estemos leyendo esta entrada y seamos profesores pudiéramos aguantar lo que pedimos a nuestros alumnos: concentración extrema para seguir explicaciones magistrales, toma de apuntes autónoma, interés infinito por nuestra asignatura, comprensión de la importancia capital de nuestra asignatura, exigencia de memorización de los contenidos, etc, etc. sólo porque tenemos que hacerlo, porque es nuestra obligación como estudiantes.

No estoy seguro de que la venta del porvenir ejerza el más mínimo estímulo sobre adolescentes que tienen su horizonte vital en el fin de semana y, además, son conscientes de la difícil situación de jóvenes preparados que no tienen trabajo (la tasa de paro juvenil en España es del 40%, el triple de la media mundial y el doble de la europea). «Estudia para ser algo en la vida» es un eslogan a la baja.

Estoy seguro, sin embargo, que nuestra sociedad no es la que nosotros vivimos cuando éramos adolescentes y teníamos interiorizados estos mensajes que aún hoy consideramos verdades reveladas. Vivimos en un país moderno, abierto, con ciudadanos de orígenes diversos y culturas diversas, en una sociedad que evoluciona rápidamente y que pide a sus ciudadanos que se adapten a los cambios.Una sociedad en la que las empresas buscan profesionales sin miedo a los retos, que sepan aprender y trabajar en equipo, que se centren más en las soluciones que en lo problemas, que innoven e investiguen, que hablen idiomas y viajen. Vivimos en una sociedad que si quiere superar el crecimiento basado en la construcción debería invertir en conocimiento, esto es, en Educación e Investigación. Lamentablemente, no es así.

Sin embargo, no encuentro explicaciones que justifiquen seguir haciendo en los centros educativos lo que se ha hecho siempre sin plantearse si esto tendrá algo que ver con la baja motivación del alumnado o con el desastre de nuestro sistema educativo. Llevo demasiados años escuchando únicamente la explicación de que los alumnos no estudian y las familias no apoyan, hechos que siendo ciertos con matices, no excluyen explicaciones más profundas que nos llevan al centro de nuestro trabajo: hacemos que el aprendizaje sea un auténtico aburrimiento, un tostón insoportable que sólo el paso del tiempo logra disipar.

Abrid el libro por la página tal. Fulano, lee. Os lo explicaré. ¿Lo habéis entendido?

Ahora haced estos ejercicios. Para mañana estos otros. La semana que viene, examen.

Seguimos usando la metodología expositiva como la principal en las aulas, ignorando que para aprender hay que ser activo, hay que experimentar, equivocarse, probar una y otra vez. Pretendemos que con la mera escucha y unos ejercicios de práctica, nuestros alumnos aprendan algo. Sinceramente, me parece milagroso que algunos aprendan en este contexto. Además luego está el problema de los que no están en absoluto interesados en lo que cuenta el profesor y comienzan otros problemas: conversaciones, distracciones, interrupciones, incidentes de mayor o menor gravedad… con lo cual el profesor tiene que dedicar una buena parte de su energía a mantener el orden en clase, desviándose de su cometido principal: que aprendan los alumnos.

Seguimos usando los libros de texto como única fuente del saber en la era de Internet, haciendo del cuaderno el lugar para tomar los apuntes, de la explicación y la pizarra la tecnología más avanzada. Hacemos del libro de texto y de su seguimiento a pies juntillas prácticamente el único cometido del profesor dentro de aula. Atrás quedaron los años de las bibliotecas de aula, de los proyectos interdisciplinares, de los talleres, de las asignaturas «prácticas»… hoy únicamente importa saberse de memoria no sé qué contenido que está plenamente accesible con un clic del ordenador.

Naturalmente, sería injusto generalizar esta visión a todo el profesorado, muy injusto. Existentes testimonios de tantos y tantos profesores que trabajan buscando otra Escuela que no puedo dejar de mencionarlos. Muchos de ellos, además, trabajan en redes como Aulablog, Espiral, Chiron, Novadors, Proyecto Grimm, DIM… son ejemplos de lo que hablo. Hacen de la red su claustro y de Twitter su medio privilegiado de comunicación, buscando el intercambio de experiencias y el apoyo emocional que muchas veces no encuentran en sus centros. Son testimonios de realidades, no de teorías, y un estímulo para seguir en el camino.

Aprender es motivador, es apasionante, es enriquecedor, abre la mente y provoca en los chicos que se maravillen del mundo. Sólo necesitan que les guiemos, les motivemos adecuadamente para que encuentren alicientes. Tenemos tantos ejemplos de cómo hacerlo usando las TIC conectando directamente con la experiencia personal de los alumnos como usuarios de tecnología que ver cómo se sigue trabajando como en siglos pasados me produce una profunda tristeza. Nuestros alumnos, nuestros hijos, conectados e inmersos en la tecnología del Siglo XXI cuando llegan al Instituto dan un salto en el tiempo y viajan al Siglo XIX. Entra en un aula vacía para escuchar durante horas a profesores hablando de temas importantes y ajenos. Durante este rato, se ignoran sus capacidades para trabajar con otros, para usar Internet, para gestionar la información multimedia y sólo se centran en el lenguaje oral como vehículo principal. Y así todos los días.

¿Dónde quedan todos los avances científicos respecto de las ciencias de la educación? ¿No es curioso que seamos uno de los pocos ámbitos de la sociedad en donde estos avances son sustituidos por las prácticas de los profesionales que ignoran estos avances? ¿Cuál es el efecto de las miles de horas de formación continua realizadas por el profesorado? Como comento muchas veces con compañeros, ¿estamos dispuestos a que nos traten un cáncer con las técnicas del S.XXI o preferimos usar las del S.XX?

Somos profesores del S.XX que damos clase como en el S.XIX a alumnos del S.XXI

Así que entiendo el aburrimiento de los chicos en las clases, su hastío y su falta de motivación. En su lugar, me sentiría exactamente igual. El sistema educativo actual es INSOSTENIBLE en su estructura, en sus contenidos, en su proyección, en su evaluación, en sus prácticas…en su profesorado también,  a pesar de la cantidad de testimonios de profesores que dan fe de otras prácticas en Educación.

Urge, a mi juicio, un auténtico debate sobre los objetivos del sistema y sobre sus medios, dejando atrás el posicionamiento partidista y el modelo actual como punto de partida. Urge plantearse si la Educación importa en un país de bajo crecimiento económico, altas tasas de paro y pocas expectativas de cambio. Urge repensar el papel del profesor y de los medios que Internet y las TIC suponen en la Escuela. Si pensamos en algo positivo de la crisis, es que hay que cambiar la forma de encarar el futuro. No se pueden aplicar las viajas recetas a nuevas situaciones.

P.D.

«Tenemos que endurecer las leyes educativas, dar más autoridad al profesor, mandar más deberes que nuestros alumnos estudian poco, exigir más compromiso a las familias, ser más exigentes con los aprendizajes escolares, permitir las repeticiones indefinidas de curso…»

Escuchado en los pasillos de un centro educativo. Más de lo mismo.

Comparte

40 comentarios en «Aprender no es aburrido… aunque nos empeñemos en lo contrario»

  1. Pingback: Bitacoras.com
      1. Y una gran realidad, lamentablemente, ocurre, en mi cole, cada día, los que medio nos estamos intersando y autoformando como buenamente podemos somos criticados «no trabajamos», «pues vaya el nivel con el que van a venir a la ESO, si solo juegan en primaria», «más mano dura es lo que les tenéis que dar», «¿cómo que los de cuarto van a un museo que es la piedra angular de las excursiones de primero de la ESO? Y cuándo lleguen, qué vamos a hacer?», y así es, ni más ni menos…
        Uff, es tan real que duele…
        Gracias

  2. ¡Enhorabuena por la entrada! Has reflejado una realidad muy -demasiado- frecuente en nuestras aulas. Y me uno a la petición de que hace falta con urgencia rependar el papel del profesor en el aula.
    Gracias por tu aportación y saludos cordiales.

  3. Impresionante el post Víctor! Con tu permiso lo voy a enlazar en mi blog «En la Nube TIC». Creo que das totalmente en el clavo de nuestra situación en los centros educativos, estudiar es un aburrimiento total..es triste, 6 horas la día casi perdidas. Somos pocos los que estamos dispuestos a dar el salto, cambiar, experimentar…A mi a veces me dicen..claro es que los de música lo tenéis más fácil para hacer la clase más amena , ya ya ya..disculpas. El que no se adapta a este cambio es porque no quiere y sus alumnos no le interesan lo más mínimo.
    Saludos
    mariajesús

    1. María Jesús, estás aportando una de las situaciones habituales cuando planteas que se hace algo diferente en las aulas: la incomprensión y la desvalorización del trabajo en función de la dificultad de la asignatura.
      Son muchos años oyendo estos mismos argumentos pero tenemos ejemplos de todas las asignaturas en las que los alumnos aprenden de otra forma y no se aburren. Recurrir a la facilidad de la asignatura como desprestigio del trabajo, excelente, por otra parte, que realizas sólo indica una postura cómoda y la constatación del inmovilismo. Creo que no existe una profesión en la que la «ley de la inercia» tenga tanta vigencia como la nuestra.
      Gracias por tus palabras y sigue adelante con tu estupendo trabajo.
      Saludos

    1. Gracias Aida, muchas veces que este blog lo uso como una auténtica terapia, para canalizar mis frustraciones y mis ganas de que cambien las cosas en nuestro mundo. ¿Qué mejor que abrir el debate y compartirlo?

      Un saludo para ti también.

    1. ¡¡¡Pidamos lo imposible!!! ¿Nos imaginamos a las familias participando en los centros educativos no sólo en las actividades que nos piden sino en debatir sobre los contenidos, las metodologías, implicándonos dentro del aula…?
      Quizás tenemos tanto respeto a los maestros y profesores que dejamos de lado nuestra corresponsabilidad en la educación de nuestros hijos. En fin, para pensarlo.

      Saludos y gracias por tus palabras.

  4. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que entendamos que la realidad no se ajusta a nuestros deseos de comodidad ni a nuestros modelos caducos? ¿Cuánto tiempo más estamos dispuestos a perder soñando con una manada dócil de adolescentes que absorben nuestras palabras con deleite? ¿Cuánto tiempo tardarán nuestros jóvenes en echarnos en cara que no los hemos preparado para el futuro? Porque, como apuntas, el futuro son ordenadores, trabajo compartido, información que fluye siempre cambiante, etc. justo lo que NO hacemos en el aula.

    1. Gracias Toni, aunque discrepo en lo que dices: tú sí que haces cosas diferentes en el aula, no eres del montón. Tus palabras reflejan algo que enseñan en las escuelas de negocios y en los MBA de los directivos de las grandes empresas: o te preparas para el cambio o cuando éste llegue te pasará por encima y quizás sea irreversible. El libro «Quién se ha llevado mi queso» refleja esto.
      Sin embargo, somos de los pocos estamentos sociales acomodados en nuestro propio discurso al margen de la sociedad y la ciencia que realiza prácticas educativas basadas en experiencias propias sin conexión con las exigencias de la vida actual.
      ¿Por qué no se hace un debate sobre la responsabilidad de la Escuela en su propio fracaso? ¿Por qué no admitir que nosotros estamos aplicando recetas erróneas para fraguar una nueva forma de trabajar? ¿inmovilismo?
      Lo dejo ahí.

      Saludos

  5. Gracias¡¡¡
    Pensé que al final de la entrada iba a poner mi nombre. Me encanta, como al resto de compañeros que comentan esta entrada, que no estoy sola en mis apreciaciones. Pero… y ahora cómo se lo hacemos ver al resto????

    1. No lo sé, Ascensión, no lo sé. Al menos escribo para desahogarme y sentir que encauzo mis frustraciones, vamos, que hago terapia (o hacemos terapia de grupo). No tengo claro que tenga que decírselo a nadie, ¿o sí? ¿Tenemos que ser los profesores que hacemos cosas diferentes los responsables de que cambien los que siguen haciendo lo de siempre? No lo tengo nada claro, menuda responsabilidad, ni que nos pagaran más, ni que fuera cuestión de convencer al resto.
      En fin, me alegro de coincidir con tus ideas y de que no te sientas sola.
      Un saludo

  6. Ante todo, enhorabuena Victor por esta excelente entrada.
    Me dan ganas de enlazarla por todo espacio educativo que visite.
    Palabras como estas vale la pena que las lea cuanta más gente mejor. Aunque, por supuesto, la palabra sino va acompañada de la acción poco va a cambiar la realidad. Pero…paso a paso.

    Con respecto a lo que comenta Toni sobre el cambio, totalmente de acuerdo también.
    Todo aquel que no acepte el CAMBIO que se está produciendo en nuestro mundo está abocado al fracaso. Nos enfrentamos a un gran reto pues hay que aprender a moverse por aguas «muy rápidas» sin dejarse arrastrar por ellas.

    Comparto con vosotros unos vídeos de youtube que invitan a la reflexión sobre este tema:

    http://www.youtube.com/watch?v=bJwHrsty5b8#

    http://www.youtube.com/watch?v=OzD7y1zR8d8&feature=related#

    http://www.youtube.com/watch?v=DMD_5VO8lV4&feature=related#ws

    http://www.youtube.com/watch?v=SozD9z1EJUM&NR=1#ws

    Saludos cordiales.

  7. Los estudiantes no tenemos ninguna esperanza ni creemos en modo alguno en el sistema al que pertenecemos; y si buscamos conseguir un título es porque el mercado laboral nos obliga.

    Menos mal que algunos docentes también sois conscientes.

    Con permiso, te citaré en mi blog.

    Un saludo.

  8. Hola que tal, un post espectacular, me ha gustado mucho, no te falta razón, aprender para nada es aburrido. Enhorabuena por el blog, me encanta!!

    Yo también he creado hace poco un blog, se llama “Aprendo gratis” donde impartimos cursos de formación a través de Internet totalmente gratuitos y muchas cosas más. Me encantaría que lo visitarais y me dieras vuestra opinión por favor!!

    Un saludo

    http://blog.aprendogratis.com/

  9. «Abrid el libro por la página tal. Fulano, lee. Os lo explicaré. ¿Lo habéis entendido?
    Ahora haced estos ejercicios. Para mañana estos otros. La semana que viene, examen.»
    No se necesitan más palabras, diagnóstico perfecto. Estoy pensando en dejar el instituto porque no veo remedio al tinglado este. Buscando otra manera de ganarme la vida dando clases que es lo que me gusta.

  10. No son las TIC. No son las TAC. Ni siquiera es la metodología. Es ignorar, que no desconocer, las leyes más básicas de la psicopedagogía. Ignorar los tiempo y ritmos de aprendizaje, de la atención, la memoria y el olvido. Ignorar cómo funciona la necesidad, el deseo o la motivación por hacer, aprender o lograr algo. Es una lástima que los publicistas sean más ‘aplicados’ en esto que los docentes.

    Es confundir exigencia con compromiso, poder con autoridad, esfuerzo con entusiasmo y desgana con desinterés.

    Tal como dices, Víctor, en las Escuelas de Negocios, y en la formación continua de trabajadores, no se concibe el aprendizaje si no se basa en la realidad, con proyectos, simulaciones, casos y trabajo en equipo, con TIC y sin TIC.

    Corren tiempos difíciles y si no se producen cambios realmente transformadores en la dirección deseada (entre otros, implementar las aportaciones en metodología didáctica del mundo de los negocios y de lo social a la educación), tendremos que padecerlos en la dirección equivocada (convertir las escuelas en un negocio). Y la educación no es, ni debe ser nunca un negocio, ni estar orientada al mismo.

    ¡Ay! Siempre quejándote… por fortuna 😉

    1. Gracias Chelucana, no sé hacer otra cosa que quejarme últimamente… no me gusta, me desmotiva pero aún más el hecho de ver que siguen las cosas sin cambiar.
      Me encanta que digas que no son las TIC ni las TAC, ciertamente hablamos de otra cosa. Mientras que la formación inicial del profesorado, en Primaria y Secundaria, no cambie, la Escuela seguirá reproduciendo los modelos dominantes. Tengo alumnas del Máster de Secundaria en mi centro que no saben ni cómo plantear una clase sin explicar apoyándose en el libro de texto o en unos apuntes… ¡increíble! Son las profesoras que entrarán al sistema educativo cuando los 200.000 docentes se jubilen y…¡¡¡ seguirán haciendo lo mismo!!!

      El Sr. Ministro debería pasarse por las aulas y focalizar en lo importante, en la raíz del fracaso del sistema educativo. No son las leyes, que pueden y deben mejorar, no son los recursos, que deben aumentar, somos nosotros, los profesores quienes estamos haciendo Escuela cada día.

      Desgraciadamente, una Escuela que deja mucho que desear.

      Un abrazo

  11. Completamente de acuerdo. El otro día en el aula de convivencia dos alumnos expulsados de clase me confesaban que se aburrían, que era mucho tiempo (sin entender casi nada y sintiéndose al margen, eso no lo confesaron pero se les notaba en la cara). A uno de ellos, el profesor de música le mandó una tarea que yo no entendía (¡¡¡y soy el director!!!). Mis alumnos no se aburren (al menos tanto como la gran mayoría): trabajamos con wikis, con moodle, en grupos, por parejas, con variedad de actividades donde son ellos los que trabajan y yo les explico lo que no entienden. creando su propios materiales. Ahora están, los de 3º terminando una tarea integrada de la tabla periódica que coordina el profesor de ámbito científico_tecnológico que le da también Ciencias Naturales y en el que hemos participado todos los profes del grupo. Ni ellos, ni nosotros nos aburrimos. Es otro mundo, La realidad mayoritaria es la que reflejas en tu magnífico post y la amargura de los dos alumnos del aula de convivencia.

    1. Ojalá la Escuela fuera tan viva como tu clase para que el exceso de abstracción, pasividad y aburrimiento elevara los resultados. ¡Enhorabuena por ello!

      Pienso que existe relación directa entre lo que hacemos en clase y el rendimiento de nuestros alumnos, aunque a muchos les parezca que es algo ajeno, que no va con ellos.

      Gracias por tu aportación, Manuel.

      Un abrazo

  12. Estoy haciendo acopio de vitaminas y tu artículo me ha servido de cena (menudo postre en los comentarios), dormiré como un lirón.
    Con tu permiso lo feisbuqueo.
    Un saludo

  13. Hola Victor, me quedo sin palabras después de tantos comentarios, pero decir que quedo maravillado de que algunos podáis exponer de una manera tan magistral lo que muchos sentimos.

    Diagnóstico perfecto y propuestas acertadas.

    Gracias por la entrada

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Utilizamos cookies para mejorar la experiencia de navegación.    Ver
Privacidad