El próximo 28 de octubre se celebrará en Madrid una Jornada sobre buenas prácticas para la infancia y adolescencia en el uso de la tecnología. La Jornada está organizada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, en concreto por la entidad pública Red.es.
Entre los ponentes encontraremos a representantes de organizaciones de protección y defensa de la infancia como Protégeles, Unicef o Pantallas Amigas, así como la Plataforma de Organizaciones para la Infancia que engloba a un montón de organizaciones que trabajan con infancia y juventud.
Por parte de la representación institucional en la mesa sobre buenas prácticas en el uso de la tecnología desde las administraciones públicas, muy nutrida por cierto, estarán representadas las Comunidades de Castilla-La Mancha, Asturias y Andalucía, además del Ministerio de Educación.
Me sorprende, desde luego, la ausencia de representantes del mundo educativo y de blogueros de reputada experiencia que tendrían mucho que aportar en esto de las buenas prácticas.
La cuestión de fondo es desde luego absolutamente interesante, tanto que después del Encuentro de Santiago, con la ponencia de Tíscar sobre alfabetización digital crítica, tengo la idea de trabajar con las familias de mi centro este tema en un par de sesiones formativas.
La semana pasada, sin ir más lejos, con un grupo de 3º de ESO, estuvimos hablando de las painas web que frecuentan. Desde luego, tuenti se lleva la palma, pero no es la única. Vota mi cuerpo, en la que los usuarios (adolescentes y jóvenes) suben sus fotos para que sean votadas y comentadas o Sexy o no, en la que las fotos son explícitamente de contenido sexual así como otras muchas son habituales entre nuestros adolescentes sin que las familias sepan qué tipo de contenidos hay en esas webs ni qué información intercambian sus hijos. Como existe, además, una enorme brecha digital entre unos y otros, la formación de los adolescentes y sus familias, se antoja imprescindible.
Los adolescentes, además, confían en las restricciones de privacidad pensando, por ejemplo, que las fotos no se pueden descargar, o que su dirección de mensajería instantánea sólo la ven los interesados. Cuando en clase hicimos un par de pruebas para ver cómo se podían descargar las fotos supuestamente protegidas y extraer otra información personal, se quedaron perplejos.
Así que una jornada de este tipo está bien, con su aperitivo y todo, pero mejor estaría una formación intensiva y general para todos los docentes y educadores, así como para sus familias, ya que estamos ante nuevos retos fruto de una situación nueva.
Imagen: FlickrCC
Como siempre, lo que está más cercano a la realidad es lo que se obvia. ¿Cuántos profesores hay en la elaboración de una ley de educación? Pues eso… Una pena.