Faltan apenas dos días para que, presumiblemente, se apruebe en el Congreso la contestada Ley Orgánica de Educación (LOE). Esta ley, promovida deprisa y corriendo por el PSOE tras la llegada al poder, nace como respuesta a la catastrófica Ley de Calidad (LOCE) aprobada por el PP que supuso un salto hacia atrás en el desarrollo legislativo educativo en España en los últimos 20 años.
Al margen de disputas políticas, en Finlandia (primer país en excelencia educativa según el Informe PISA) llevan treinta años con el mismo sistema educativo aunque éste tenga sus retoques correspondientes para adaptarse a los tiempos cambiantes… ¡como aquí!
De vuelta a casa, hoy el PP anuncia que en las Comunidades Autónomas donde gobierna aplicará su propia versión de la reforma amparándose en sendos artículos de la LOE. Según el PP, si no se toman en cuenta sus posturas -curiosa forma de pactar- y se retira la ley, harán de su capa un sayo. He aquí sus medidas y la traducción, en negrita, que hago de ellas:
1. Estudio de un patrimonio cultural y de conocimientos común en las comunidades donde gobiernan, aunque añadiendo las peculiaridades propias de cada comunidad. Visión uniforme de la realidad de España…
2. Obligatoriedad de establecer exámenes de septiembre en todos los cursos de la ESO. Como siempre, exámenes, y ¿alguna otra medida para aprender mejor o recuperar los aprendizajes?
3. Evaluciones externas del sistema educativo. Estoy de acuerdo, pero ¿según el modelo de la Consejería de Educación en Madrid o del informe PISA de la OCDE que se niegan a aplicar y es el que propone la LOE?
4. Esfuerzo para que el Latín, la Física y la Química sean asignaturas obligatorias. Todo es importante… de acuerdo, pero porqué no hacer ámbitos de conocimiento.
5. Esfuerzo para evitar un «bachillerato a la carta», sino que sirva para preparar a los jóvenes para su vida adulta. El Bachillerato con distintas opciones prepara mejor a los jóvenes tanto para la Universidad como para los estudios de Formación Profesional o el trabajo… ¡eso es demasidado, volvamos al Bachillerato clásico!
6. Compromiso con la integración de los alumnos con dificultades y puesta en marcha de soluciones específicas de calidad para ellos. Quiere decir que harán programas especiales y segregadores de alumnos con dificultades, es decir, separarlos del resto para que no molesten, claro.
7. Refuerzo de los programas de iniciación profesional y puesta en marcha de vías específicas que permitan y faciliten el acceso de la formación común a la laboral. Itinerarios y programas especiales para los alumnos desmotivados o desaventajados que les sirvan para trabajar cuanto antes, ¡ah, perdón!, sin excesiva cualificación que se necesita mano de obra barata.
Otras cuatro se presentan como de «apoyo a la escuela pública» (sic)
8. Refuerzo de las escuela pública en los presupuestos de estas comunidades para «evitar sus debilidades». El ejemplo de Madrid es palpable: cada vez más alumnos, dinero, suelo público… en la escuela privada concertada.
9. Revisión de los decretos de derechos y deberes para favorecer un ambiente de estudio y disciplina en las aulas. Mano dura… la realidad social ha cambiado, los problemas en las aulas también y las soluciones… las de siempre, mano dura, que con eso se arregla todo, y que participen menos, que ya está bien de tonterías.
10. Puesta en marcha de planes de fomento de la convivencia y prevención de la violencia en las aulas, que estarán funcionando antes del 31 de marzo de 2006. Pues eso, mayores castigos, más expulsiones, más segregación… como dicen en Estados Unidos, apostar por la «vía de la prisión desde la Escuela» en vez de «la vía de Harvard» .
11. Implantación y desarrollo de una carrera docente de compromiso con los profesores y equipos directivos. Más poder para el director del centro y menos democracia… supresión del modelo actual de Consejos Escolares.
Hay que reconocer que algunos pactan de una forma muy especial y que otros no se enteran de nada… ¡queremos un pacto, necesitamos un pacto!
Sin emabrgo, con los políticos que tenemos es muy difícil, pero al menos, podían habernos tenido en cuenta también a los demás: sindicatos, Movimientos de Renovación Pedagógica, Asociaciones Profesionales… y no sólo a los manifestantes de la cruzada neoliberal y cristiana, por muchos que sean. Por cierto, nosotros somos muchos más, pero los que nos representan o antes lo hacían, no se enteran de nada, vamos, como que no existimos.
Que razón tiene José Antonio Marina: necesitamos un pacto civil por la Educación, que estos políticos nos la van a destrozar del todo.
Información detallada en EL PAÍS y EL MUNDO, por comparar, claro.