Impacto emocional

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Una de las tareas que realizo habitualmente como orientador es la de entrevistarme con alumnos y sus familias en razón de algún tipo de problemática, principalmente de índole personal o educativa. Estas entrevistas suelen sucederse por indicación de los tutores que, a su vez, ya han tenido algún contacto previo tras el cual solicitan mi intervención para buscar soluciones. Suelo comentarles que yo no hago milagros y que las problemáticas educativas y familiares tienen múltiples causas y se abordan de forma sistémica, por lo que habitualmente recurro a otros profesionales, bien dentro del centro o fuera de él, para abordarlas desde todos los ámbitos posibles y de forma coordinada. Creo que eso es lo que ahora llaman «trabajo en red».

Muchas semanas abordamos determinadas situaciones, especialmente del ámbito familiar, con fuerte contenido emocional. No voy a entrar en detalles pero podemos imaginar que la variedad es enorme, desde los malos tratos, adicciones, problemas psicológicos o psiquiátricos, problemáticas laborales, muerte de familiares, pobreza hasta el acoso escolar, por citar algunos. Cada chaval llega con su casa a cuestas y con ella, su propia historia cargada de vivencias. Los buenos profesores en seguida se dan cuenta de que algo hay detrás de muchos suspensos, cambios repentinos de conductas, absentismo o desmotivación. Y aunque la problemática familiar no sea la única que explique el comportamiento o el rendimiento de los alumnos, ésta influye enormemente.

Esta semana he tenido un par de entrevistas difíciles, por el gran impacto emocional, y he echado de menos tener eso que los psicólogos llaman «supervisión». Evito comentar el contenido de las entrevistas con mis compañeros, excepto aquello que directamente influye en el proceso educativo, por lo que las emociones y sentimientos vividos en las entrevistas me quedan dentro. El esfuerzo es grande: por manejar la entrevista, por saber recoger a la persona que tengo delante, por comprender lo que ella siente, por ponerme en su lugar, por ayudarle a poner palabras, por aceptar sus emociones y comprenderlas… procurando mantener mi propia integridad emocional. Esos días llego a casa y necesito hablar de ello, desahogarme, expresarme… pero ¿con quién?

Hace años, un buen amigo me dijo que era muy importante que las personas que nos dedicamos a «profesiones de ayuda» tuviéramos a alguien que nos ayudara para mantener así las fuerzas y, sobre todo, la salud mental.

Mi mujer y mis hijas, mis amigos, la música, los libros y salir al campo me apaciguan y me dan fuerzas. Son mi ayuda.

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Un comentario en «Impacto emocional»

  1. Te entiendo perfectamente Víctor, y aunque no lo compartas con tus compañeros, todos los que nos dedicamos a este campo necesitamos desahogarnos de alguna manera, si has encontrado la tuya, enhorabuena!

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