La Escuela que quisiera (II): el profesorado

Continuando con este ejercicio de imaginación pedagógico-sociológica, hoy voy a escribir sobre el factor más importante en la calidad del sistema educativo: los profesores en acción. Aquí van mis reflexiones sobre cómo me gustaría que fuera entendido nuestro rol profesional:

  • Los profesores somos educadores. Trabajamos en centros educativos, no en academias de formación o consultorías. Tenemos una misión importante que cumplir en la sociedad.
  • Comprendemos el hecho educativo en su conjunto, en interacción de alumnado, familias y nosotros, además de nuestro contexto próximo (barrio, pueblo, ciudad), lejano (comunidad, país, mundo) y virtual (red, mundo).
  • Los profesores somos profesionales cualificados y responsables con nuestro trabajo.
  • Todos los profesores cumplen el mismo horario en los centros. El horario comprende las clases, las reuniones de coordinación, la atención al alumnado y a sus familias y la preparación de clases.
  • Independientemente de la especialidad inicial de nuestra formación, todos los profesores pasamos por un período de prácticas en centros educativos.
  • Trabajamos en equipo. Compartimos experiencias, análisis, metodologías… crítica y práctica.  El equipo te ayuda, te apoya, te respeta y, si es necesario, te cuestiona desde la argumentación técnica.
  • Trabajamos en interacción dentro del aula. Se acabó el cada maestrillo tiene su librillo, entendido como individualismo. En la educación obligatoria, lo normal es que dos o más profesores estemos dentro del aula trabajando a la vez.
  • Los profesores planificamos cuidadosamente los procesos educativos, aunque dejamos margen para la oportunidad, la improvisación y la actualidad.
  • Usamos las TIC para que nosotros y los alumnos aprendamos más y mejor, significativa y socialmente.
  • Manejamos una profusión de metodologías en función de los objetivos concretos de cada tarea que abordamos.
  • Usamos la motivación para atraer el interés de los alumnos hacia lo que estudian. Nos comprometemos con su aprendizaje y les pedimos a ellos que hagan lo mismo.
  • No somos poseedores del saber ni sentamos cátedra. Aunque tengamos amplios conocimientos de nuestras materias, lo aprovechamos para guiar a los alumnos en sus procesos de aprendizaje. Estamos igualmente abiertos a los avances científicos de disciplinas distintas a la nuestra.
  • Mediamos para que los alumnos aprendan a distinguir por sí mismos entre propaganda y ciencia.
  • Creemos en el valor del esfuerzo, del trabajo y la dedicación como algo fundamental para el progreso humano.
  • Evaluamos los aprendizajes de los alumnos con frecuencia, proporcionando información de sus errores y convirtiéndolos en puntos de partida para continuar el aprendizaje.
  • Transmitimos los objetivos de lo que enseñamos, la importancia de los mismos.
  • Manejamos técnicas de gestión del tiempo, de planificación orientada a objetivos, de dinámicas de grupos, gestión de proyectos.
  • Nos coordinamos y asesoramos con otros profesionales que trabajan en red con la Escuela: servicios municipales, sociales, de salud, culturales, formativos, etc.
  • Evaluamos nuestro trabajo. Buscamos la mejora de nuestra práctica desde una revisión crítica de nuestro quehacer cotidiano: práctica, programa, resultados… el proyecto de trabajo.
  • Más que buscar culpables cuando algo falla, analizamos el hecho educativo desde todos los prismas y vemos cómo podemos aportar soluciones.
  • Manemos una relación fluida con las familias. Nos entrevistamos con regularidad con todas ellas en el centro, no por teléfono. Mostramos el trabajo de sus hijos con sus avances y carencias buscando su complicidad y responsabilidad en el proceso educativo de sus hijos. Comprendemos que poco podemos hacer sin su apoyo.
  • Somos recompensados por nuestro trabajo. Los profesores con mayor dedicación e implicación tienen mayores incentivos económicos.
  • Tenemos una carrera profesional que nos motiva a continuar nuestra labor. La carrera no está exclusivamente basada en el paso del tiempo. Podemos, además, colaborar con otras instituciones como la Universidad aportando nuestra experiencia a pie de aula.

Si queréis más ideas sobre lo que es un buen profesor, podéis consultar aquí y aquí también.

Imagen: FlickrCC

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12 comentarios en «La Escuela que quisiera (II): el profesorado»

  1. Se me ocurre una idea malévola: si convirtiéramos cada uno de estos puntos en un indicador y tuviéramos que autoevaluarnos… ¿cuántos aprobaríamos? Y si tuviéramos que evaluar a nuestros «compañeros» de claustro… Ufff, pero qué mala soy.

  2. Esta serie es muy interesante, al acabarla podríamos hacer una lista con los puntos imprescindibles mínimos y debatirla o como dice Olga, evaluarnos de acuerdo a ella, para ver lo lejos que está la realidad del deseo (o no)

  3. Lola: efectivamente la foto no es de profes de España… agradezco tus sugerencias fotográficas. ¿Están libres de copyright las fotos del enlace?
    Olga: puede ser una idea, convertimos en indicadores que a su vez los operativizamos; de ahí pueden salir puntos de mejora.
    Eduideas: la serie no ha finalizado; me parece buena idea recopilar aspectos interesantes para luego debatir o lo que nos apetezca.

  4. Hola Víctor y contertulios,

    «Somos recompensados por nuestro trabajo. Los profesores con mayor dedicación e implicación tienen mayores incentivos económicos.»

    Creo que este es uno de los puntos clave generalizables para el mejor funcionamiento en cualquier administración. Es cierto que el problema de la evaluación de la «dedicación e implicación» no es baladí, pero creo que es el único camino a seguir para diferenciar entre unos y otros profesionales.

  5. Yoriento, no puedo estar más de acuerdo contigo. Desde mi humilde experiencia, la falta de incentivos y el inmovilismo son dos de los factores que más redundan en que muchos excelentes profesores acaben desanimados. Doctores tiene la Iglesia para evaluar la dedicación e implicación. Algunas pistas pueden ser la participación efectiva en proyectos de innovación, la dedicación al alumnado, la producción de materiales… creo que es un tema que hay que abordar urgentemente.

  6. Y pienso que la cosa tiene mucho que ver con la autonomía de los centros administrativos, ya sean escuelas u oficinas de empleo. Hace unos días lo comentaba con una directora de oficina que se sentía sin autoridad real ni posibilidad real de reforzar diferencialmente las buenas actitudes y comportamientos de sus trabajadores. Lleva sólo unos meses en el puesto y ya empieza a darse cuenta de lo que NO puede hacer.

    Creo que las grandes limitaciones para mejorar la «gestión motivacional» y el desarrollo de la carrera de profes y empleados públicos en general provienen de las rigideces de la administración y de las restriccciones sindicales.

    Hay que dar autonomía, responsabilidad y recursos flexibles a los directores y equipos supervisores para que pueden tener influencia. Si no, ¿de dónde podría venir el cambio?

  7. ¿Cómo es que no te encuentras en Edublogs?
    A propósito de dar autonomía, responsabilidad y recursos flexibles a los directores y equipos supervisores para que puedan tener influencia. ¿Son los únicos para realizar el cambio?

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