Llueve menos

En los últimos dos años, el «fracaso escolar», es decir, el porcentaje de alumnos que abandonan el sistema educativo sin obtener el título en Educación Secundaria Obligatoria se ha reducido dos puntos: hemos pasado del 32% al 30%, o dicho de otra forma, hay 130.000 jóvenes que permanecen en el sistema educativo que antes abandonaban. Las cifras son preocupantes y no pueden ocultar que la promulgación de la nueva Ley Orgánica de Educación tras la Ley de Calidad y tras la LOGSE, no está atacando problemas estructurales en España. Seguimos con una inversión muy alejada de países de nuestro entorno, seguimos sin consenso entre los grandes partidos políticos y la propia sociedad sobre los objetivos de la educación, o dicho de otro modo, haciendo de la educación un tema de tertulianos poco informados (salvo raras excepciones) que sólo abordan los aspectos más alarmistas olvidando la complejidad del sistema educativo. Aquí todos saben de fútbol y educación, y así nos va (en la educación).
Si el descenso se confirma como una tendencia, bienvenida sea, pero lo mejor parece ser que este descenso se atribuye directamente a la implantación del Plan de Refuerzo, Orientación y Apoyo (PROA) diseñado por el MEC y destinado a centros con alumnado con dificultades o al aumento de las becas ligadas a la permanencia en la escuela, medidas ambas destinadas a paliar el déficit en inversiones y a cubrir los vacíos de los centros educativos, especialmente, pero no sólo, en Secundaria. Principalmente el PROA realiza actividades de apoyo y refuerzo por las tardes, tiempo en el que los Institutos están cerrados, ayudando a los alumnos con los deberes y ofreciendo una atención más personalizada difícil de conseguir, en ocasiones, por las mañanas.

Mi amiga Ana Camacho, compañera de profesión y amiga, es orientadora en el IES Arcipreste de Hita, centro que aplica el PROA y que visitó ayer la Ministra de Educación Mercedes Cabrera por ser exponente del buen hacer educativo, no sólo habla del apoyo en las tardes como una de las claves del éxito del centro. La buena convivencia en el centro, que tiene un Observatorio de la Convivencia con mediadores escolares; la Atención a la Diversidad para ofrecer distintos tipos de soluciones y apoyos a los alumnos; la implicación del Equipo Directivo; la implicación de las familias… un centro funciona porque todos los miembros de la comunidad educativa aúnan esfuerzos para que salgan adelante la mayoría de sus alumnos. De esta forma, el porcentaje de los que se quedan en el camino es muy pequeño.

Todo un ejemplo.

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