Parece que los padres cada día protegemos más a nuestros hijos, les hacemos más incapaces de afrontar los retos que tienen por delante, y muchos de nuestros hijos no son felices a pesar de que buscamos lo contrario. Les apuntamos a idiomas, a deportes, a todo tipo de actividades extraescolares… pero en esta sociedad tan cambiante e incierta no estoy seguro de que esto sirva para mucho. ¿Tenemos que intentar preparar a nuestros hijos para todo? ¿Pensamos que les vamos a evitar cualquier tipo de dificultad en el futuro?
Damos todo a nuestros hijos hasta hacerlo inútiles
Educar requiere un esfuerzo por parte de los padres. Requiere esfuerzo, tiempo, constancia, cariño, paciencia, entrega… es una tarea a tiempo completo y a largo plazo. Pero también requiere educar en la resiliencia, en aceptar los golpes de la vida que te ayudan a sobreponerte, en la aceptación de sus responsabilidades en casa, con los estudios, con sus propias decisiones.
Todo lo que quiero es que mis hijos sean felices
Ahora resulta que IKEA nos va a hacer sentirnos culpables… ¡Trabajamos para ellos y nos sentimos culpables! En unos pocos años los valores familiares han cambiado y hoy son los hijos los reyes de la casa, condicionando vacaciones, fines de semana, ocio de los padres… ¿esto es bueno? Queremos lo mejor para nuestros hijos, desde luego, y ello supone dedicarles tiempo, dedicación y esfuerzo, pero no podemos cargar en nuestras espaldas con esa responsabilidad.