Violencia en las aulas

Ha saltado a los medios de comunicación una problemática que los profesores llevamos sufriendo muchos años. Hablo de la violencia ejercida por los propios alumnos entre ellos y hacia los profesores. Lamentablemente para nosotros, los profes, salta a la primera página de la actualidad porque se destapan casos de violencia hacia profesores o hacia los propios alumnos y los medios de comunicación no pueden dejar de lado un nuevo filón mediático para sus programas. Florecen «expertos» que hablan de ello, llevan a damnificados a la televisión, y hasta algún sindicato se apunta a recoger el malestar erigiéndose como portavoz del profesorado en este tema.

Hoy, sin ir más lejos, El País tercia en el debate de dos formas distintas: en las páginas de opinión y en el reportaje del suplemento Domingo.


En las páginas de opinión, el periódico ofrece su página nada menos que Ricardo Moreno Castillo, autor del Planfleto antipedagógico.Este señor realiza afirmaciones sin el más mínimo juicio científico contrastable diciendo cosas como que «el sistema educativo es perverso porque ejerce la violencia y la tolera» o que los maltratadores son tales por culpa del «desprecio al conocimiento que genera seres inmaduros y, en consecuencia, propensos a la violencia». Culpa de todos los problemas de violencia escolar, en su línea habitual, al actual sistema educativo y las opciones comprensivas del mismo. Pide una reforma del la Ley con el asesoramiento de profesores en función de su valía (sic) excluyendo a pedagogos y sindicalistas. Juzguen ustedes.

Por supuesto, el artículo excluye cualquier análisis sobre la diversidad del alumnado (le guste o no), del logro social (de todo el mundo occidental, por cierto) de la escolarización hasta los dieciséis años. Excluye cualquier análisis del trabajo de los docentes, un trabajo muy meritorio pero muy mejorable, en parte por el escaso apoyo de la administración y la sociedad, así como por las nuevas exigencias derivadas de nuestro desempeño profesional. Ser profesor, olvida Ricardo Moreno, no es como antes. Es muy duro, exigente y difícil. Necesita un alto nivel de cualificación y trabajo en equipo. Necesita para realizar su trabajo el asesoramiento psicopedagógico de sus odiados pedagogos así como mayores medios e incentivos por parte de las administración educativa. Necesita de reconocimiento social y económico y, también de autocrítica. Ciertamente, Ricardo, los docentes no lo hacemos bien, al menos no todo lo bien que debiéramos. El trabajo en equipo brilla por su ausencia, la desmotivación y la falta de implicación en muchos docentes es corriente. La ley del mínimo esfuerzo está a la orden del día. El profesorado implicado con su tarea no tiene el menor reconocimiento respecto del que hace lo mínimo… podría seguir. ¿No tendrá esto que ver también con el fracaso del sistema? Me temo que echar a los alumnos ociosos no sea la solución. Mira el ejemplo de Finlandia, por cierto.

En fin, me encantaría entablar un debate al respecto, aunque fuera en Internet, con rigor, con datos.

Por cierto, aunque trabajo como orientador, me considero un profesor como los demás. Ya me contarás porque somos tan malos.

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